Así como el agua de la lluvia que la moja
Se incorpora a través de su ropa a su torrente sanguíneo
Tumultuoso por tener que irrigar un corazón tan grande,
su ropa le crece desde adentro
y no se parece a nada solo es cómoda
como la piel de una tráquea remendada
a la que hubo que esperar varias puntadas
y meses por cerrar.
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