Duende metafísico
Sus manitos de duende no alcanzan a descorrer
La capota de la noche para que no se nos congelen
Las buenas intenciones
Sus pies pequeñitos se calientan en la hoguera de London
Pero no cuentan nada de más aunque los amenacemos
Con una partitura de la sinfonía inconclusa
poblada de móviles semifusas
Inquietas como cucarachas deambulando por los trastos de cocina
Sus manitos de duende tienen la fuerza necesaria para rescatarme
De un paso atávico, de un paso desmesurado de chimpancé
Fuera de la jaula y tambaleando de cerveza y
Para hacer brotar la razón agustiniana
Que, de lo contrario, ahonda su espiral de animal carbunclo hacia las profundidades
Y sale a pasear totalmente dormida en un amanecer de sábanas escarchadas
Colgadas de la soga de los axiomas.
Sus manitos de duende no alcanzan a descorrer
La capota de la noche para que no se nos congelen
Las buenas intenciones
Sus pies pequeñitos se calientan en la hoguera de London
Pero no cuentan nada de más aunque los amenacemos
Con una partitura de la sinfonía inconclusa
poblada de móviles semifusas
Inquietas como cucarachas deambulando por los trastos de cocina
Sus manitos de duende tienen la fuerza necesaria para rescatarme
De un paso atávico, de un paso desmesurado de chimpancé
Fuera de la jaula y tambaleando de cerveza y
Para hacer brotar la razón agustiniana
Que, de lo contrario, ahonda su espiral de animal carbunclo hacia las profundidades
Y sale a pasear totalmente dormida en un amanecer de sábanas escarchadas
Colgadas de la soga de los axiomas.
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